martes, 29 de marzo de 2016

A veces esperar no es la mejor decisión.

Escuchando "eclipse total del amor" recordé aquellos días en los que esperaba saber de ti; en los que esperaba ansiosa que regresaras a mi. 


Cada vez que llegaba un mensaje al celular, mi corazón palpitaba como si no hubiese otro día para hacerlo, mis ojos se llenaban de esperanza y mis manos temblaban...tú estabas lejos, muy lejos de mi en cosas de tu "trabajo". 

Pasaron aún más días, que en realidad eran meses pero en ese momento yo no me daba cuenta del trascurso del tiempo. Siguió pasando aún más el tiempo y no habían señales de ti; aunque ya estabas aquí, en esta hermosa ciudad en la que nací,jurabas que ya llegaría el día que nos veríamos, yo ilusionada estuve esperando, esperándote a ti, sin nada a cambio, esperando el momento para entregarte mi corazón y ser aún más felices los dos. Seguí en aquel laberinto, no queriendo salir, cegada por la ilusión, cuando un día caí; muy profundamente, sentí como mis esperanzas se alejaban y llegaba el dolor, mi corazón se rompía cada vez más,hasta que no quedó ni un fragmento que rescatar.

Desperté aquella luminosa mañana con los ojos hinchados y entristecidos de tanto llorar el día anterior, quise ver mi celular una vez pero mis manos no me lo permitieron. Me senté a desayunar; tenía la mirada perdida, no sentía ya mi corazón. Sonó mi celular y...era un mensaje tuyo para variar,yo preferí ignorarlo y seguir con mi día.

Después de algunas semanas, sin planearlo se dio el encuentro tan añorado. Llegué, estuvimos platicando y aprovechando que tu amigo había ido al baño, te abracé fuertemente; dejé en ese abrazo todas aquellas esperanzas, todo aquel amor que te quería ofrecer, todo aquello que se había concentrado en mí durante tu ausencia en mi vida. Me ilusioné por unos minutos, pero después de irnos a otro lugar y estar con otros de tus amigos; me di cuenta que ya no era mi lugar junto a ti, que debía marcharme inmediatamente y cerrar esa puerta que, por tanto dejé abierta y no quise cerrar. Esa noche tomé mi celular y borré todo lo que me recordaba a ti; desde mensajes hasta imágenes . Me mentalicé a olvidar todo ese tiempo que te estuve esperando, empecé desde un desolador final hasta un hermoso principio.

¿Sabes? No fue fácil hacerlo, me dolió tanto el sacarte de mi vida para siempre; borrar aquellos mensajes que día a día esperaba,que hacían que creyera en ti y en el destino, aquellas imágenes que me hacía sonreír estuviera del humor que estuviera. Lo que más me dolió fue el cortar la esperanza que quedaba en mi, de ser alguien especial para ti y la mortal idea de ya no volverte a ver ni hablar. Pero tenía que hacerlo, no podía seguir esperando ese amor que jamás llegaría; que se quedó perdido en tus fiestas,en tus pensamientos incorrectos y en tus mentiras. Ya no te miraba con los mismos ojos con los que en un principio te miré; viendo en tus ojos lo que los demás no podían ver, aquello que aparentabas ante los demás pero ante mi te descubrías sin planearlo,esos sentimientos que me hacían quererte aún más, esos silencios que decían mucho más de ti. Ahora veía lo que en realidad te habías convertido; en una caja con una nueva cerradura,recién instalada y mejorada.

Bien dicen que lo que no es para ti, nunca lo es, ni aunque lo forces; es mejor saber soltar a tiempo y continuar sin rastro de aquello que en vez de hacerte bien, te hizo mal, con las manos abiertas a un nuevo y mejor comienzo.