lunes, 15 de febrero de 2016

El día que pensaste que sería diferente

Llegó el día que todos con ansias esperaban; ese día en el que demostrarían su amor a sus parejas mediante algún detalle ya fuera simple o costoso. 

Yo como otro cualquier día me preparé para salir con mis amigos y no para "aquel ser amado".Todo estaba bien hasta que llegó ese sentimiento de soledad; empecé a llorar inevitablemente, mis lágrimas se sentían pesadas y caían rápidamente de mi cara al suelo y con ellas caía un suspiro de tristeza. Dejaron de fluir esas lágrimas y me detuve a pensar que no debía estar así;debía tomar todas mis fuerzas, secarme esas marcas de dolor de mi cara y salir a seguir con mi día. 
Pensé en salir con mi amiga pero también contigo, que me agradabas desde hace unos días. Quedamos en vernos tú y yo después de un largo rato de decidias. Empecé a arreglarme para aquel encuentro que tanto había estado esperando; pues hace días que no te había visto y añoraba con volverte a ver. Ahí estabas esperando; te veías tan bien y cuando me acerqué el olor de tu perfume me envolvió en un suave abrazo. Caminamos un rato; habían muchas parejas, algunas de ellas emocionadas por ese día,mientras a otras les daba igual. Cambiamos de lugar para estar un poco más relajados y no con tanta gente. La charla, el café, las risas, tus silencios, tu seriedad, mis nervios, mi inquietud, mis ansias, todo estuvo bien.
Caminando hacia nuestro transporte me preguntaste que por qué salía contigo; yo apenada respondí que porque me agradabas. Te quedaste callado y por un momento creí que me dirías lo que yo ansiaba escuchar hace mucho tiempo: que me querías, que si quería ser tu novia, compartir sonrisas juntos, amaneceres, estrellas,cafés, historias de la vida, problemas de la vida cotidiana, canciones,los minutos,locuras, películas,dilemas etc. Mi corazón estaba ansioso; saltando como un niño pequeño cuando le van a dar un regalo. En ese momento tu mirada cambió; ese niño pequeño que estaba saltando de alegría dentro de mi,se detuvo y me miró tristemente.
Me dijiste que te gustaba otra persona, que no querías que se malinterpretaran las cosas; mi corazón se quedó quieto, mis manos se soltaron,mis ojos se empezaron a humedecer, mi cuerpo se heló y vino a mi mente esa voz que decía de nuevo "Otra vez,otra vez te equivocaste". No sabía como reaccionar; así que tome un largo respiro y te respondí que todo estaba bien, que era mejor aclarar todo desde un principio, que gracias.

Lo que puedo decir es que en verdad te mentí:
  1. No me agradabas, me gustabas pero no quise destaparme por completo.
  2. No estaba todo bien; yo quería muchas estaciones junto a ti, muchos sueños, muchos escritos,muchas canciones que cantar. Sobre todo quería revivir ese amor extra que hace tiempo añoraba; aquel que se me fue arrebatando poco a poco de mis manos, aquel que hace tiempo quise sentir y me lastimaron, aquel que antes me daba vida, aquel que me inspiraba para hacer algunas cosas extras, aquel que me hacía sonreír, aquel que me hacia sentir elegida entre las demás, aquel que me llenaba de sorpresas cada día,aquel que hacía que mi corazón palpitara por amor y no por costumbre, aquel que me hacía suspirar entre extraños, aquel que me hacía escuchar canciones románticas y aprendérmelas, aquel que hacía que las paredes se derrumbaran, aquel que me dejaba pensando en ti, aquel que me hacía extrañarte.
La verdad es que duele;duele el querer y que no te quieran, duele querer volver a sentir algo y que no se te de esa oportunidad, duele quedarte callado con tantas palabras por decir y no decirlas por dignidad porque ya fuiste rechazado. 
Al menos fuiste sincero,al menos lo dijiste a tiempo. Ahora sé que debo seguir adelante y dejar esos sentimientos que inevitablemente surgieron. Así es la vida, a veces se gana y a veces por más que duela, se pierde.  

sábado, 6 de febrero de 2016

Viernes sin estrellas.

Siempre, dentro de unos días bonitos entra un día, o a decir verdad una noche sin estrellas.

Esperando el momento de tu llegada yo me encontraba; esperando ver de nuevo esos ojos sin ilusión, esperando tenerte cerca para hablar de tu semana. Ahí estaba yo bromeando con mi amiga cuando llegaste y me regaste el labial como siempre, como un niño sin pena alguna.
Empezó una charla muy amena que se convirtió en relatos de noches pasadas donde tú y yo habíamos pasado por situaciones graciosas. Todo estaba bien: la música, la botana, las bebidas, la charla,hasta que mi amiga decidió bailar con tu amigo y yo te pedí que bailaras conmigo, pues sabes que me relaja hacerlo y es divertido contigo. Rechazaste mi invitación de una forma poco usual en ti, entonces te pedí que dejaras el celular y habláramos; esas fueron las últimas palabras felices que saldrían de mi boca esa noche.
Cambió totalmente tu mirada; tus ojos se hicieron más intensos, tu rostro se volvió más marcado, tu quijada se tensó. Empezaron a salir palabras oscuras de tu boca; cada una de ellas iba directo a mi corazón, yo me quedé desconcertada escuchando cada una de esas palabras que serían el comienzo de mi destrucción. Hiciste una pausa y supuse que era el momento de comentar; pues todo lo que habías dicho era mentira, era tu propia versión, contada desde tu fría perspectiva y centrada en ti, no en mí. Me interrumpiste como era de suponerse,tus palabras se volvieron aún más oscuras y tus ojos irradiaban enojo, yo me quedé ahí pasmada; con el corazón latiendo fuerte, con mis manos entrelazadas y apretadas,mis ojos trataban de ver los tuyos aunque sentía miedo, por mi mente pasaban muchas dudas: "¿Por qué a mi?,¿Enserio esto es real?,¿Qué hago ahora?, ¿Alguien estará escuchando?, ¿Por qué me dice todo esto si es mi amigo? ¿Por qué no para?". Te callaste, me pediste tus cigarros que, yo jugando los había escondido minutos antes y los tiraste; yo sólo me quedé observando como caían, sentí instantáneamente un dolor en mi pecho. Automáticamente metí mi suéter en mi bolsa,saqué mi parte del dinero y lo puse debajo de mi bebida, mi amiga ya se iba a sentar cuando le pedí que me acompañara al baño. Llegamos e inevitablemente me solté en llanto; sentía tanta impotencia, tanto enojo de no poder defenderme pues cuando lo quise hacer,tú te pusiste más grosero,  tenía mucho dolor en mi pecho. Insistí en irme, ya no quería estar ahí, mi amiga fue a decirles que ya nos íbamos,yo en lo mientras estaba en el baño; con mis ojos llorosos y mi corazón arrugado, pareció una eternidad estar ahí esperando, cuando realmente no sé cuanto tiempo estuve ahí.
Con las piernas temblando me fui de ese lugar; aquel en el que hace tiempo había tenido una noche bonita y que ahora se convertía en el peor día de mis veintitantos años.
Está demás relatar el dramatismo que ocurrió en el transcurso a mi casa,lo que puedo decir es que se me hizo eterno llegar a mi hogar; donde no me harían más daño, donde esos intensos ojos llenos de enojo no me apuñalarían.

viernes, 5 de febrero de 2016

La primer noche que miré tus ojos.

Al principio pensé en no ir, en librarme de aquel compromiso, que más daba que no fuera, sólo era un evento más de cada año.


Me empecé a sentir triste, sin ganas de nada pero recordé el libro de los cuatro acuerdos: "Cumplir con mis promesas".Este año me planteé no romper mi palabra, así que entre miedo y tristeza me animé a ir.
Llegamos; al principio fue extraño pues me sentía fuera de lugar,a parte que todos me miraban pero poco a poco fui entrando en ambiente. Debo admitir que el alcohol me ayudó un poco pero siempre estuve en mis cinco sentidos.
Bailé con él;evité muchas veces verlo a la cara e inventé pretextos cuando él se dio cuenta pero es que muy profundamente de mi sabía que si lo hacia; sí veía esos ojos que reflejaban los míos caería lentamente en sus suaves labios, en su dulce mirar, en su gruesa voz, en su rico perfume y no podría resistirme a besarle, a que mi corazón palpitase no por costumbre sino por amor,por empatia, por alegría como lo quieran llamar.
Es mejor evitar miradas pues así no sientes,sólo una vez entre miradas vagas me atreví a mirarle a los ojos y pude ver muchas cosas, pero me dio miedo seguir indagando en su interior y preferí distraerme en algún suceso ajeno que me ayudara a no caer en sus vibrantes y melancólicos ojos cafés.