viernes, 3 de junio de 2016

Él.

Él, aquel que nunca te abandona, aquel que nos da pequeños rayos de luz para despertar y volver a vivir.



A veces aquí, a veces allá se encontraba mi mente esa madrugada, sentada perdiendo algo de tiempo con el celular, sin darme cuenta de todo lo que sucedía a mi alrededor. Alguien se inclinó hacia mi en unos minutos; no sentí miedo al mirarle, no me sentí en alguna mala posición, sólo esperé a que él empezara a hablar. Su voz tan suave y serena empezó a escucharse: "Hola, sé que tal vez te preguntes que es lo quiero y espero no te lo tomes a mal, soy seminarista en proceso a convertirme en cura, sea lo que estés pasando, es sólo momentáneo. Dios te bendice mucho y yo voy a orar por ti, mi nombre es Miguel Angel y te bendigo." Se levantó y caminó en línea recta, yo, consternada, me quedé viendo al vacio y varias imágenes empezaron a saturar mi mente; vi partes de situaciones que aún no tienen una solución,vi a aquellas personas que ahora me han dejado, vi a aquellas también con las cuales aún no hay nada definido, vi casi toda una vida pasar en tan sólo unos minutos. Mi amiga,curiosa, me preguntó que qué me había dicho aquel hombre, yo, incrédula, la miré a los ojos sin poder pronunciar una palabra. Ella vio en mis ojos que algo había pasado y se preocupó, yo, en trance, empecé a sentir como las lágrimas brotaban de mis ojos sin poder detenerlas; mis manos temblaban, mi corazón palpitaba con intensidad, mi cuerpo temblaba un poco, mil y una cosas pasaban por mi mente. Ella me tomó del brazo y me levantó, yo me limité a seguirla. Llegamos al baño, yo seguía en trance, sin poder decir nada, en eso entró mi mejor amiga y preguntó que había pasado, yo, seguía temblando, sintiendo miedo pero a la vez algo de paz. Me sentó porque no podía mantenerme en pie, ahí estaban ellas dos, mirándome, desesperadas porque les dijera que pasaba(supongo que pensaron muchas cosas en ese momento), yo, traté de pronunciar algunas palabras; ellas escuchaban atentas y preocupadas, ahí estaban, tomándome de la mano y sus corazones conmigo. Sorprendida, les decía las palabras de aquel hombre, ellas me dieron palabras de aliento,me hicieron ver más allá del pequeño pero a la vez hermoso suceso, yo las abracé y les di las gracias por estar ahí. Salimos, yo, en plena tranquilad,buscaba a aquel hombre,pero no había rastro de él; quería cuestionarle sobre sus palabras, el porque las había dicho, porque a mi. Pensé: "Creo que así se tiene que quedar,no lo seguiré buscando" y nos fuimos.

He de confesar que en mis veintitantos años de edad,Dios siempre ha metido escenas sorprendentes en mi vida, como mencioné en el encabezado "Pequeños rayos de luz", algunas veces me he dado cuenta de ellos y otras tantas no, pero Él siempre ha estado interviniendo en mi vida, indudablemente de manera positiva y una vez más me lo demostró; a través de las palabras de aquel hombre, me recordó que no estoy sola en esta lucha para salir adelante, que siempre puedo comenzar de nuevo, que hay recaídas, pero también hay triunfos aunque sean pequeños, que Él siempre está escuchándome, que las personas que realmente me valoran están conmigo, que tengo mucho por lo que vivir, que aunque me sienta derrotada, Él estará ahí para darme una mano, que Él es puro amor, que Él no juzga a las personas por su pasado, que Él perdona y continuamente nos da la oportunidad de corregir nuestros errores, que Él nos manda sorpresas para que despertemos de nuestros problemas, que Él no nos olvida, Él siempre está pendiente y si lo sentimos lejos, es porque nos está dando la oportunidad de arrepentirnos de nuestros errores  y empezar de cero.

No puedo explicar la sensación de aquella situación, sólo sé, que Él me estaba viendo y quiso que recordara que no me ha olvidado, me mandó un gran rayo de luz; que iluminó mi interior y me dejó ver situaciones aclaradas, entibió mi corazón para que volviera a sentirse vivo y tumbó las cerraduras que lo rodeaban , agitó mi cuerpo para que no me volviera a quedar sentada y con los brazos cruzados, tomó todo eso que tenía guardado, que ya estaba empolvado y lo eliminó, enjuagó mis ojos con lágrimas para poder ver de nuevo, alteró mis sentimientos para que yo volviera a sentirlos y no olvidarlos, me mandó el calor de mis amigas para recordarme que no estoy sola y que existe el amor incondicional.


Lo único y que abarca todo lo que siento son estas palabras: "¡Gracias Dios, gracias por no dejarme nunca sola!, ¡Gracias por todos los rayitos de luz que me haz mandado!, ¡Gracias por intervenir en mi vida!, ¡Gracias por  la vida que me escogiste!, ¡Gracias por tu gran amor!, ¡Gracias por cada oportunidad!, ¡Gracias por todo!, ¡Te amo!, ¡Gracias,gracias,gracias!.
Dios te AMA