sábado, 6 de febrero de 2016

Viernes sin estrellas.

Siempre, dentro de unos días bonitos entra un día, o a decir verdad una noche sin estrellas.

Esperando el momento de tu llegada yo me encontraba; esperando ver de nuevo esos ojos sin ilusión, esperando tenerte cerca para hablar de tu semana. Ahí estaba yo bromeando con mi amiga cuando llegaste y me regaste el labial como siempre, como un niño sin pena alguna.
Empezó una charla muy amena que se convirtió en relatos de noches pasadas donde tú y yo habíamos pasado por situaciones graciosas. Todo estaba bien: la música, la botana, las bebidas, la charla,hasta que mi amiga decidió bailar con tu amigo y yo te pedí que bailaras conmigo, pues sabes que me relaja hacerlo y es divertido contigo. Rechazaste mi invitación de una forma poco usual en ti, entonces te pedí que dejaras el celular y habláramos; esas fueron las últimas palabras felices que saldrían de mi boca esa noche.
Cambió totalmente tu mirada; tus ojos se hicieron más intensos, tu rostro se volvió más marcado, tu quijada se tensó. Empezaron a salir palabras oscuras de tu boca; cada una de ellas iba directo a mi corazón, yo me quedé desconcertada escuchando cada una de esas palabras que serían el comienzo de mi destrucción. Hiciste una pausa y supuse que era el momento de comentar; pues todo lo que habías dicho era mentira, era tu propia versión, contada desde tu fría perspectiva y centrada en ti, no en mí. Me interrumpiste como era de suponerse,tus palabras se volvieron aún más oscuras y tus ojos irradiaban enojo, yo me quedé ahí pasmada; con el corazón latiendo fuerte, con mis manos entrelazadas y apretadas,mis ojos trataban de ver los tuyos aunque sentía miedo, por mi mente pasaban muchas dudas: "¿Por qué a mi?,¿Enserio esto es real?,¿Qué hago ahora?, ¿Alguien estará escuchando?, ¿Por qué me dice todo esto si es mi amigo? ¿Por qué no para?". Te callaste, me pediste tus cigarros que, yo jugando los había escondido minutos antes y los tiraste; yo sólo me quedé observando como caían, sentí instantáneamente un dolor en mi pecho. Automáticamente metí mi suéter en mi bolsa,saqué mi parte del dinero y lo puse debajo de mi bebida, mi amiga ya se iba a sentar cuando le pedí que me acompañara al baño. Llegamos e inevitablemente me solté en llanto; sentía tanta impotencia, tanto enojo de no poder defenderme pues cuando lo quise hacer,tú te pusiste más grosero,  tenía mucho dolor en mi pecho. Insistí en irme, ya no quería estar ahí, mi amiga fue a decirles que ya nos íbamos,yo en lo mientras estaba en el baño; con mis ojos llorosos y mi corazón arrugado, pareció una eternidad estar ahí esperando, cuando realmente no sé cuanto tiempo estuve ahí.
Con las piernas temblando me fui de ese lugar; aquel en el que hace tiempo había tenido una noche bonita y que ahora se convertía en el peor día de mis veintitantos años.
Está demás relatar el dramatismo que ocurrió en el transcurso a mi casa,lo que puedo decir es que se me hizo eterno llegar a mi hogar; donde no me harían más daño, donde esos intensos ojos llenos de enojo no me apuñalarían.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario