miércoles, 13 de julio de 2016

Vida en un mundo tan físico.


Perdida entre pensamientos mezclados,viendo a las personas caminar y notando sus reacciones me encontraba yo.


¿Alguna vez te haz detenido a observar tu alrededor?. Creo que la mayoría de la gente no lo ha experimentado; sólo van de un lado para otro, con prisa, sin detenerse a observar un poco de lo que está compuesto nuestro lugar de vida, con máscaras diseñadas a la perfección para que no puedan ver nuestro frágil mundo interior.

He observado a la gente caminar; algunos con la mirada perdida,otros criticando a sus semejantes,otros sólo siguiendo su rutina diaria y pocos disfrutando cada paso que dan. A veces me ha roto el corazón ver como "seres humanos" desprecian a otros; piensan que son mejores porque llevan ropa de marca;relojes costosos, maquillaje impecable, uñas espléndidas, cabello abundante y llamativo, dientes magnéticos, cuerpos esculturales. No saben que detrás de una mirada hay cientos de cosas; hay una persona que siente, porque así la naturaleza nos moldeó, con sentimientos marcados,con un corazón que aunque sea un órgano vital, se ha demostrado que en realidad "siente".

En cuestión de relaciones,hemos perdido tanto nuestra sensibilidad que sólo nos enfocamos en lo físico; que si es atractivo, si posee dinero, un magnífico trabajo, una familia exitosa, una casa alucinante, un carro del año. Cuando lo que realmente nos debería importar, es, sí,eso que todos o la mayoría tienen y que a simple vista no se puede ver; su interior, su cajita llena de sentimientos,de emociones, de sorpresas,de eso que nos hace ser únicos. 




En cuestión de nosotros mismos; somos tan físicos,que,no nos atrevemos a salir al mundo con la cara que nos obsequió Dios, aquella que fue definida por los genes de nuestra mamá y papá, aquella que a pesar de su forma, tamaño, color, va a seguir con nosotros hasta que expiremos. Preferimos sacrificar hermosos momentos por nuestra apariencia. "No puedo","Tardo mucho en arreglarme","No quiero salir así",son pretextos que forman nuestra vanidad, cuando del otro lado nos aguarda una ocasión que jamás se repetirá y que rechazamos por nuestra inseguridad. Sin embargo no nos culpo, subsistimos en un mundo tan físico; la televisión en vez de hacer que progresemos, nos ha robado nuestra identidad; actrices perfectas, con cuerpos envidiables, caras talladas por ángeles, sin señales de alguna enfermedad,sin marcas en su piel tan resplandeciente. Todas estas características se meten directo por nuestra pupila y se filtran hasta nuestro cerebro; donde se añaden a nuestros deseos y necesidades. Nos volvemos tan exigentes con nosotros mismos, que, hasta no parecernos a esos estereotipos, somos felices; perdemos tanto tiempo en la soberbia que malgastamos nuestra vida en cosas irreales y no nos deleitamos con la vida que ha sido delineada para cada uno; con diferentes combinaciones de colores,texturas,minuciosas sorpresas,todo magníficamente acomodado.
La imagen que mostramos ante los demás, se ha ido conformando desde que tenemos uso de razón. Tal vez cuando eramos niños, no nos importaba del todo expresarnos plenamente; corríamos sin que nadie nos detuviera,saltábamos hasta cansarnos, reíamos a carcajadas,mostrábamos aquella cara que nos fue dada y ahora; no somos más que una máscara, con varias capas que confortan nuestro interior y que en el exterior luce muy bien.
Es exorbitante el poder que ha tenido lo físico en la humanidad. Pensar que perdemos momentos irrecuperables, sólo por lucir bien, que discriminamos a nuestros semejantes por ser de una menor clase social, nos volvemos tan insensibles con nosotros mismos. Debemos aprender a apreciar lo que tenemos; dar gracias por cada día, cada momento con la familia, la comida diaria, ayudar si nos es posible al necesitado, ser gentiles con los demás, brindar bondad, respetar a cada individuo. Es un arduo trabajo,ya que la humanidad está sumida en lo físico y nada más,es lo que le da vuelta a todo al mundo,lo que hace ricas a las empresas de productos de belleza,de ropa fina, de joyas, de lujos, empresas vendedoras de un"status social", que apaga nuestro autoestima al vernos disminuidos por esas ofertas tan deslumbrantes.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario